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“Solo se vive una vez, pero una vez es más que suficiente si se hace bien”
Woody Allen

Si aceptamos el hecho de que, gran parte de la vida, el modo en que percibimos la realidad, y cómo visualizamos nuestra expectante espera del futuro, están condicionados cultural y socialmente, siendo individuos pertenecientes al pensamiento occidental, tomando en cuenta la multiplicidad que ello conlleva, es muy difícil no aceptar lo implícito e inherente que es el cine en ese condicionamiento que rige de manera inconsciente nuestro andar, nuestras costumbres, fijaciones y anhelos.

 

Desde Méliès hasta Jarmush, uno más visible que el otro, y así muchos o pocos, van creando la sociedad que viene, o denunciándola, aunque esas expresiones son más fuertes aun cuando se acepta la misma y se parte de allí, de lo que es y subyace.

 

Post- Sinapsis es un espacio que busca -y sí, busca-, lo que las películas quieren decirnos, lo expresado y lo reprimido, lo sutil y lo profano, el mundo, la vida, la existencia y lo banal, desde la casualidad de la obra hasta la intención del autor. Desde el cine de autor, hasta el cine comercial, la importancia de la expresión y el entretenimiento, y cómo las fronteras entre cada una muchas veces se diluyen y las nuevas ideas surgen como tribus luego de una colonización, se rige bajo valores que son necesarios para en el crecimiento del humano como ser, en cada sentido que ello implica.

 

El cine visto y analizado desde lo técnico apoyando lo narrativo, de la forma y el fondo como caras de una misma moneda, analizaremos el modo en cómo esta fue acuñada y como la sociedad la usa en su vida diaria, cómo la aceptamos según lo que represente y nos representemos en ella.

 

Al final, un buen o mal sabor, o uno agridulce, nunca es un mal final, siempre que algo, implícito o explícito, nos mueva un poco en el interior, porque como dijo Hitchcock: “El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel”.

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